A quienes han estado a cargo de alguna institución, grande o pequeña, por elección popular o designación de sus superiores, tarde o temprano se enfrentan con el dilema de hablar por cuenta propia o a través del cargo (presidente, director, rector, etc.). A quienes les toca, no pueden olvidarse que cuando hablan pierden su individualidad y adquieren la responsabilidad de representar a aquella institución y a todos los miembros de la misma, ya sea que estén de acuerdo o en directa oposición.
No son raros los casos en los cuales aquellos cabeza de serie hablan a cuenta propia y luego deben de pedir disculpas a todos, ya que al parecer, nadie más que ellos sabían que hablaban a cuenta propia y los dichos quedan, de allí y para siempre a nombre de la institución, ya que fue su presidente, director etc. quien lo dijo. A la prensa, en donde normalmente se vuelcan éstos dichos, no le interesa aclarar el error ni tampoco le interesa evitarlo antes de que se produzca, por lo que los errores son de plena responsabilidad de quien emite las opiniones.
A mi cabeza vienen algunos ejemplos nuevos y antiguos, de federaciones de estudiantes, decanos, presidentes de sindicatos ..., por mencionar algunos. Todos ellos hablaron en su momento a título personal, pero al otro día, cuando aparece su foto con un pie de fotografía indicando nombre y cargo y además en el texto se recalca la opinión de tal institución, bueno, después tuvieron que enfrentar las críticas internas, aquellas que no salieron en prensa, ya que esa parte normalmente es en off y dar las explicaciones respectivas.
No es que en este minuto este ocurriendo algo similar en mi círculo cercano, pero hay algunos individuos que debiesen pensar dos veces antes de hablar. Bueno, la idea de estas palabras es esa, dar un aviso de luz amarilla para quienes tienen la responsabilidad de dirigir alguna institución. Que cuiden sus palabras a la hora de dar su opinión personal, la cual debe guardarse hasta alguna mejor oportunidad, idealmente, hasta después de dejar el cargo. Y algunas veces hasta mucho después.
Este aviso no es para el resto mas que para mí ya que como dice el viejo refrán "Por la boca muere el pez" y no hay más sabio que mantener el silencio reflexivo cuando se esta en medio de una acalorada discusión. Este sería la necesaria conclusión: "Cada uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras".
Fco.
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